martes, 8 de febrero de 2011

La evolución de los enfrentamientos políticos: el Twitter hoy, el verso político ayer


Lejanos a los tiempos del Twitter, las disputas políticas se realizaban en las calles y las páginas de los diarios. Aquí una de las contiendas más célebres entre Vivanco y Echenique a ritmo de verso en 1850 en El Comercio
Domingo 02 de enero de 2011 - 08:50 am4 comentarios
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Manuel Ignacio de Vivanco y Rufino Echenique.
HÉCTOR LÓPEZ MARTÍNEZ
En su edición del pasado 30 de diciembre* El Comercio* señalaba: “En los últimos días los políticos de uno y otro bando han convertido las redes sociales en un callejón cibernético en el que cada ‘tuiteo’ o comentario en el muro del Facebook trae consigo una dosis de apodos e insultos al rival”.
Tiene razón el decano de la prensa nacional y nos recuerda un dicho de nuestros abuelos: “No hay nada nuevo bajo el sol”.
Con el correr de los siglos y los años la tecnología ofrece herramientas cada vez más abundantes y sofisticadas en el mundo de las comunicaciones.
Pero el espíritu de las gentes, en el fondo no cambia, sigue siendo el mismo, con otro lenguaje, menos ingenio, acaso más rebuscado para lanzar el dardo de la ofensa, pero las banderías, las pasiones y los intereses en pugna, mutatis mutandis, son los mismos.
ENTRE OVILLEJO Y OVILLEJO
En las que se pueden considerar nuestras primeras elecciones, dignas de tal nombre, que tuvieron lugar en 1851, los candidatos más importantes fueron los generales Manuel Ignacio de Vivanco y Rufino Echenique.
La pugna entre ambos fue durísima. Los capituleros de cada una de estas facciones apelaban a los métodos más violentos, donde el garrote y el puñal dejaron funesta huella. Pero la contienda también se trasladó a las páginas de este Diario –totalmente imparcial–, donde los escribidores de Vivanco y Echenique utilizaron en vez de lanzas varios ovillejos. Sostuvieron así un duelo que, por lo singular y pintoresco, ha trascendido en la historia.
PUGNA POÉTICA
El ovillejo es una combinación métrica compuesta de diez versos en los que se alternan tres octosílabos con tres quebrados, rimando dos a dos. Termina por una redondilla cuyo último verso recoge los versos quebrados.
La caprichosa estructura del ovillejo, que lo convierte en una de esas combinaciones poéticas semejante a los acrósticos, hace que hoy muy pocos la usen. Podemos decir que los poetas se han olvidado de este.
Como podrá comprobar el lector en una corta selección de ovillejos, tanto vivanquistas como echeniquistas, el insulto y la procacidad no están ausentes. Los partidarios de ambos candidatos aprendían de memoria y repetían por calles y plazas de la añeja y amurallada Lima los versos con los cuales ofendían a su rival. No había Twitter ni Facebook, tan solo campanas y el agitado chismorreo en los cafés y fondas. Esto bastaba para tener informados a quienes gustaban de la política en la entonces diminuta capital del Perú. El vencedor de esta recia contienda fue el general Echenique, quien recibió el apoyo del jefe del Estado saliente, el poderoso y carismático general Ramón Castilla.

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