miércoles, 24 de noviembre de 2010

Festival de Blogs: Reflexiones sobre el ciberactivismo en Perú

Sumándome a la convocatoria al Festival de Blogs de Global Voices Online (en donde dicho sea de paso soy traductora voluntaria),  a ver pues, algunas reflexiones en torno al tema planteado, a saber, “Blogs y Ciberactivismo”.
Para no irme por las ramas, voy respondiendo las preguntas planteadas en la convocatoria.
“Sobre el ciberactivismo, aplicado a diversos ámbitos, es un término muy común en estos días en que cualquiera puede lanzar lo que se conoce como una “campaña 2.0″ aprovechando las redes sociales, pero más allá de si se logrará el éxito o no ¿son este tipo de campañas la única forma de ciberactivismo posible?”
No lo sé, la verdad, pero creo que depende mucho del objetivo que se persiga con la campaña. No es lo mismo una campaña de solidaridad con alguna causa con la cual puede ser muy fácil simpatizar, que otra en protesta por una situación determinada, especialmente si se trata de un tema que puede resultar polémico.  Cada una de ellas requiere un abordaje distinto, y corresponde a cada ciberactivista o grupo de ciberactivistas qué se amolda mejor a sus recursos y a sus necesidades, y obviamente a sus propósitos. Creo que el potencial de la red y de las herramientas 2.0 es grande, pero lo más importante son las ideas que podamos aportar para usarlas mejor.
“¿Debemos aplicar a rajatabla los modelos anglosajones a la realidad de los países latinoamericanos como el nuestro?”
Me parece que no, por lo ya dicho, y porque además no hay que perder de vista que el porcentaje de penetración de la internet entre la población total en nuestros países es aún muy bajo en comparación con los países anglosajones, en parte por las dificultades económicas para tener acceso desde los hogares. Mientras no se solucione esta brecha, es poco lo que se puede hacer. A nosotros que estamos metidísimos en estas comunidades nos puede parecer que somos mayoría y que los que no están en ellas están “out” pero de hecho no es así. Basta con viajar un poco por el Perú para darse cuenta de esta realidad. Somos minoría. En nuestro medio, la realidad es que las cibercampañas no funcionan si no son rebotadas por algún medio masivo que “se compre el pleito” y las ponga en la agenda del día. Es hora de dejar de mirarnos los ombligos y afrontar este hecho.
“¿Es realmente posible trascender la virtualidad y engarzar estas campañas con los procesos reales, o siquiera lograr la toma de conciencia deseada?”
Esa es una buena pregunta, y es que ¿cómo pasamos a medir cualitativamente, a evaluar el impacto de estas campañas, cuando muchas veces ni tenemos claro quién nos escucha? Una cosa son los números, los clicks, y otra la gente que realmente firma un papel, toma alguna acción concreta, se compromete de otra forma. Y claro, Es muy fácil decir que uno se suma, los motivos son muchos; presión social, quedar bien con el amigo, una sensación momentánea de que es lo correcto, etc., y uno termina haciendo click. Pero de allí a realmente involucrarse, hay un gran trecho. Allí tienen el ejemplo de Antanas Mockus, que arrasó en el mundo de la web 2.0 pero en los hechos, en el mundo real, no consiguió los votos que necesitaba, y por un gran porcentaje. Y como comentario relacionado, no hay que perder de vista el hecho de que, al menos hasta donde he visto, la mayoría de estas campañas tiene sus quince minutos de fama y luego nadie se acuerda, salvo unos pocos que ganaron algo de notoriedad con la misma.
!¿No es subestimar y tratar a la gente como rebaño el mobilizarla a hacer algo vía estas campañas de acción/reacción? ¿es consciente la gente de los motivos ocultos que pueden subyacer detrás de una campaña “simpática”?”
Creo que ya lo contesté en el párrafo anterior. Efectivamente, como en el mundo real, hay gente que se aprovecha de alguna causa que se percibe como justa para, como se dice, ganar indulgencias con avemarías ajenas. Como comunicadora, como alguien que tiene más de 20 años (vi)viendo los cambios en el ejercicio del periodismo, y viendo cómo se manejan las campañas de opinión pública desde la prensa, me he vuelto desconfiada por sistema, y soy  sumamente escéptica en cuanto al uso de las campañas “simpáticas”. El hecho es que se suele tomar una causa “simpática” a la cual nadie podría oponerse, para empujar con ella otras cosas y hasta intereses muy específicos, y muchas veces se hace simplemente buscando exposición mediática.  Desconfío menos de las campañas que nacen como producto de un descontento en particular, o como denuncia por atropellos de libertades personales, porque por su naturaleza no son “marketeras” y porque, por lo general,  como suelen ser sistemáticamente ignoradas o silenciadas por autoridades, gobiernos y/o prensa, tienen efectivamente que valerse de sus propios recursos y encontrar las formas de romper este cerco que el mensaje llegue a donde debe llegar. Eso es activismo genuino.

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